Rutenia

El concepto de lo que son los países rutenos ha cambiado con el transcurso de los siglos, y a finales del XIX y principios del XX se aplicaba sobre todo a Ucrania y a sus gentes, aunque en el pasado se había usado para la región situada más al norte y para Bielorrusia en particular. Nos será útil, en cualquier caso, para reunir dos países con una historia muy similar en la época.

La Rutenia histórica se refería a los territorios ocupados por los eslavos del este y alcanzó entidad propia en los siglos XIII-XIV, dentro del Gran Ducado de Lituania, que luego fue repartido entre Polonia y Rusia. En tiempos de los zares se conocia a estos territorios como la Pequeña Rusia (Ucrania) y la Rusia Blanca (Bielorrusia), y su incorporación bajo una sola corona (conseguida en el siglo XVIII) se consideraba tanto un objetivo como un derecho de los zares.

La Rutenia Blanca (Alba Rutenia en las fuentes clásicas) no había poseído en ningún momento auténtica independencia y, de hecho, la formación de una conciencia nacional se retrasó bajo décadas de "desbielorrusización" durante la época de los zares.

Biblioteca bielorrusa, 1925

Durante la Gran Guerra este territorio fue ocupado por las fuerzas alemanas y, tras sellar la paz Rusia y Alemania (por el tratado de Brest-Litovsk, firmado precisamente en Bielorrusia), se formó un nuevo estado, la República Democrática de la Rutenia Blanca, que inicialmente iba a ser un país títere de los germanos pero que vivió una breve independencia hasta que se vio desgajado en 1919 por la guerra ruso-polaca. La zona oriental pasó a formar la República Socialista Soviética de Bielorrusia (que a su vez fue miembro fundador de la URSS en 1922) y la occidental se integró en Polonia.

En los años 20, el gobierno en el exilio (refugiado en las regiones bielorrusas de Lituania) promovío acciones anticomunistas y posteriormente antipolacas, enfrentado a la paz de Riga, por la que Rusia y Polonia se habían repartido prácticamente a partes iguales el territorio bielorruso. Sin embargo, la política soviética durante esta década favoreció la autonomía cultural bielorrusa (con el establecimiento de institutos, academias y universidades y la promoción del uso del idioma), ganándose el apoyo de la ciudadanía y debilitando la representatividad del gobierno en el exilio. Diversas organizaciones rutenas trataron de repetir ese proceso autonomista entre la población bielorrusa de Polonia, pero las autoridades polacas se opusieron con firmeza y el ejército llegó a sofocar huelgas y protestas en algunos pueblos (amén de fomentar la conversión al catolicismo de la población). En los años 30 estas políticas fueron erradicadas también en el sector soviético y el estalinismo persiguió a la clase intelectual bielorrusa.

La historia ucraniana del siglo XIX y principios del XX tiene muchos puntos en común con la bielorrusa. Antes de la Gran Guerra, el territorio ucraniano estaba repartido entre los imperios austriaco y ruso, por lo que su población intervino en el conflicto por ambos bandos. Al terminar la guerra y desaparecer ambos imperios, surgieron diversos estados ucranianos (de mayor o menor independencia real), que participaron en la guerra civil rusa y en el posterior conflicto ruso-polaco (Crimea, en particular, fue uno de los principales reductos de los rusos blancos). Tras una época caótica, la parte occidental pasó finalmente a manos de Polonia y la oriental (constituida como República Socialista Soviética de Ucrania) se integró en la URSS a la fundación de ésta, en 1922.

En los años 20, la Ucrania soviética vivió una época de esplendor cultural y de lenta recuperación económica y humana (diezmada su población por las sucesivas guerras y hambrunas), tolerada e incluso alentada por el gobierno soviético. Nuevamente, esto llegó a su fin con la consolidación de Stalin en el poder en los últimos años de la década. Aparecieron movimientos similares en la parte polaca, que provocaron ciertas tensiones por la desconfianza de las autoridades hacia los movimientos autonomistas.

En Ucrania se dejaron sentir especialmente los peores efectos de la colectivización forzada de la agricultura, que desembocó en la terrible hambruna de 1932, conocida como Holodomor, que causó la muerte de millones de personas y cuya responsabilidad aún es discutida por los historiadores.

Aquí surgió durante la guerra civil rusa el Ejército Negro Anarquista (o Makhnovchina). Famoso por la habilidad de su caballería, luchó tanto contra las tropas contrarrevolucionarias como contra los bolcheviques, que fueron sus ocasionales aliados hasta la traición final y la erradicación del ejército anarquista hacia agosto de 1921. Durante los años 20 y 30 aún sobrevivieron células clandestinas en el sur de Ucrania.

Kiev, 1930

Esta antigua ciudad, capital del Rus de Kiev (el primer estado de los eslavos orientales y uno de los más importantes de la Edad Media) perdió su imprtancia tras la invasión mongola en el siglo XIII (en la que fue destruida). Ya en la era moderna vivió, a finales del s.XIX, su revolución industrial y era, a comienzos del XX, una importante ciudad fabril y comercial (red ferroviaria, tranvía) del Imperio ruso, dominada por los mercaderes rusohablantes.

En el breve periodo de independencia tras la Gran Guerra (en el que la ciudad cambió varias veces de manos), Kiev se alzó como centro de la cultura ucraniana, con la aparición de universidades, bibliotecas y otros centros culturales en ucraniano, aunque la capital administrativa de la república seguía siendo Járkov, al este (con unos 350.000 habitantes a mediados de la década, frente a quizá unos 300.000 de Kiev) hasta mediados de los años 30. Prosiguió en esta época la industrialización de la ciudad, ya según el esquema soviético, por lo que se convitió en un importante centro tecnológico y científico.