Organizo partida (viernes o sábado)

Antes era muy railroader, pero eso pasó. Cada vez doy más libertad a los jugadores, creo que todo el mundo disfruta más así. Me pienso la idea general y las localizaciones principales, y ya. Que los personajes lo investiguen como quieran. Si luego tengo que hacer que un evento suceda en otra parte, o incluso que el malo sea otro, no se me caen los anillos. Lo importante es pasárselo bien.

Saludos,

Entro

Yo, si hiciera una partida online, adoptaría este sistema de juego. Es perfecto para no estancar el juego.

Ahora a escuchar el podcast colgado de AZ, tiene un comienzo muy profesional, aunque luego se oye mi voz

Pues si que es profesional mi voz, si... X.X

Pero bueno, como no tengo decencia le hice esa entradilla igualmente, que es lo que hacemos con las de Legendoides :P

Del sistema de Entropía ya hablaremos largo y tendido... ... ...

Que bien se lo pasan; Entro dales pal pelo! Que no sobreviva ni uno!

Un debate interesante sería railroaders versus sandboxers, osease, ferroviarios contra areneros!

Tras repasar apuntes y escuchar el audio he llegado a una hipótesis de lo que habrá dentro de la suite de Eddie Bloody.

El tema es que veo bien las dos opciones a la vez. Osea, llamar a la poli diciéndoles que el cadáver de Jebadiah Aswer está en la habitación de Juber y a la vez, quedar con Juber (de la manera que comentas) para que esté en el hotel en ese preciso momento.

Bueno, ya he dado mi opinión

En primer lugar propondría un estudio pormenorizado del libro, para tomar después las acciones pertinentes.

A mi me simpatiza más la opción 2, o incluso una opción 2.b

El caso es que nos interesa el libro por el dinero que podemos sacarle, y estos hombres (Eddie Hoover e Ivo Sandoz) parecen tener el dinero y el interés para que podamos sacarle partido al asunto. Incluso podrían abonar a Irwing los desperfectos de la tienda de manera que no se los tenga que descontar del sueldo al bueno de Will Tacker.

Pordríamos incluir en el trato que nos cuenten qué diablos le han hecho a Tacker en el pecho y qué repercusiones puede tener, para que desfagan el entuerto. También estaría bien alguna pauta para evitar que nos cortemos el cuello a lo George Wooten.

Si una vez efectuado el intercambio se diese la coincidencia de que la policía cayera sobre ellos y los frieran por sus crímenes, eso ya no sería responsabilidad nuestra.

Aunque me da en la nariz que después de leer el libro en profundidad nuestra percepción de la realidad y sistema de valores cambiará para siempre.

Edito: Recordemos que hacía un par de días que no se pasaba por el hotel, así que igual no hay forma de enviarle foto del libro...

Edito 2:

Minutos despues teniamos a un jugador inconsciente con una barrabasada grabada a puñal en el pecho. Me encanta hacer planes. ^.^

Edito 3: ¿Y que tal preparar una copia burda del libro y volver a dejarlo en el buzón de la difunta Eleanor, donde lo encontramos, por aquello de que Eddie Hoover lo termine encontrando y se le pifien las chavacanadas carnavalescas que a buen seguro cuenta realizar con ayuda de este libro?

Edito 4: Aprovecho para colgar aquí un esquema con notas de la partida. Aún no está completo, pero puede ayudarnos a recordar los sucesos para la sesión de hoy: Esquema partida "Ye Olde Cthulhu"

Genial el esquema, lo he comparado con mis apuntes y no tengo nada que añadir. Sublime.

Solo destaco los puntos pendientes de la aventura para tener claro las prioridades de cada uno y podamos tomar decisiones, más o menos rápidas:

-¿Qué sucedió con Jedediah?

-¿Qué relación tienen las actuales desapariciones de mujeres con el caso?

-¿Qué tipo de peligro corre nuestro dependiente favorito, Will Taker, y cómo podemos solucionarlo?

-¿Qué intenciones tiene Ivo Sandoz con el libro?

A parte de estas cuestiones, está el tema que nos preocupa. ¿Cómo paramos los pies a Eddie el sangriento y a su mecenas?

En breve en sus pantallas o dispositivos móviles.

YE OLD CTHULHU

Arkham, Massachussets

El rumor del río no lograba acallar los pensamientos de Jay Malone. Un torrente de posibles alternativas a lo que había sucedido en Nueva York inundaban su cabeza. Apoyado en la barandilla del paseo ribereño de Arkham, contemplando el Miskatonic, se hacía un sinfín de preguntas

¿Qué hubiera pasado de haberme llevado a Tilli a casa?

¿Cómo habría ido todo si hubiera entrado yo solo en la suite 212?

Contempló su revolver, que sostenía con ambas manos. Con él, había dado muerte al endemoniado de Hoover. Sus últimas palabras aún resonaban en su cabeza.

Jay Malone no estaba seguro de porqué había huido de Nueva York. Temía que sus antiguos compañeros de la policía fueran a por él tras la muerte de Hoover. Pero en el fondo sabía que quería estar lo más lejos posible de la Ciudad que Nunca Duerme para cuando Sandoz y sus acólitos invocaran a su Dios.

Sí, sabía que aquello era un estupidez. Que él no creía en supercherías. Pero ver a Tilli de aquella manera, la actitud de Tucker con el códice tras ser marcado con aquel sello y la manera en que exhaló Hoover su último aliento... le hacían dudar.

De improviso, arrojó el revólver a las aguas del Miskatonic. En el fondo del río sería muy difícil que la policía de Nueva York diera con él. Ya se agenciaría un revolver en la Stewart’s Caravan .

Pensó entonces en el pobre Bradbury. Lo había dejado ahí tirado y herido en el Hall del hotel. Confiaba en que estuviera bien. Le debía mucho. Bradbury le dió trabajo cuando dejó la policía tras aquell extraño caso que muchos de sus compañeros llamaron "Aire frío".

Ya era hora de ir a ver a Tillinghast, el librero de viejo de Arkham. Amigo suyo de infancia le había ayudado siempre que había tenido problemas. De hecho fue él quien le puso en contacto con Bradbury, compañero de gremio.

Jay Malone alzó las solapas de la gabardina. Metió las manos en los bolsillos. Suspiró.

Lo sostuve en mis propias manos, pensó Martin du Monde mientras buscaba por tercera vez el título en el catálogo. Nada, ninguna referencia al misterioso códice. Tendría que hablar con Scarface, en Chinatown. Martin preferiría pedir los servicios de un sacamuelas polaco antes de tener que visitar al anciano ciego de cara sesgada. Le ponía la carne de gallina.

La campanilla de la entrada avisó al viejo del nuevo visitante.

—Martin du Monde, ¿en qué puedo ayudarte, joven amigo? —A pesar de su ceguera, Scarface nunca había tenido problemas para reconocer al cazador de libros.

—Vengo por información, señor Feng. Espero que no haya subido el precio.

—En doscientos años siempre he cobrado lo mismo. —Martin sabía que eso no podía ser posible, pero estaba acostumbrado a los alocados comentarios del viejo.

—Bien, iré al grano. ¿Qué sabe sobre un libro del siglo XVII llamado “Códice Gozeriano”?

El viejo se volvió pálido como su único ojo.

—¿Gozeriano has dicho? Du Monde, espero que saldes tus cuentas antes de salir de mi casa, porque lo que te voy a revelar es tan peligroso para tu alma que tal vez no volvamos a vernos en esta vida, ni en otras.

Martin, decidido a conseguir lo que había venido a buscar, se quitó la chaqueta y descubrió su brazo derecho. Largas cicatrices coloreaban su pálida piel.

—Tome la sangre que necesite y dígame lo que sabe de ese maldito libro.

El viejo, tras pasar su rasposa lengua por los labios, tomó la muñeca de su benefactor y esbozó una sonrisa.

—El libro no está maldito, joven Du Monde. Solo todo aquel que posa su mirada entre sus páginas…

La noche iba cargada de sombras que culebreaban por los callejones de Chinatown, el barrio más peligroso de Manhattan. Aun así, Martin du Monde, tras salir de uno de los almacenes subterráneos con el brazo vendado con un pañuelo, no sentía miedo de los sindicatos del crimen, ni de las pandillas orientales que exigían un peaje por recorrer sus dominios, o los tratantes de órganos humanos que recolectaban su mercancía a aquellas horas. Martin du Monde temblaba a cada paso por otro motivo. La información que había descubierto iba más allá de lo conocido por el hombre, una realidad contenida entre pliegues de pergamino y encuadernada en piel. El miedo que sentía Martin era una sensación de vértigo, la advertencia inconsciente por haberse asomado al borde de lo desconocido.

Como curiosidad decir que lo de Ye en inglés es una mala transcripción de una grafía del inglés antiguo, que sonaría como una th o algo así. Se considera un error pero ya está implantado desde hace mucho.

Como soy muy aficionado a los idiomas y la historia y tal y tengo buena memoria se me quedan estas chorradas,aparte de que tiré un año de mi vida en la facultad de filología inglesa..