La escribí hace dos años. El título es un poco largo, y puede recortarlo dejándolo como "The Late Arthur Jermin" si le causa problemas tipográficos. Su origen es bastante curioso y tiene muy poco que ver con la atmósfera que evoca. Alguien me impulsó a leer algunas obras de estos jóvenes iconoclastas modernos que se ocupan de lo que no les incumbe e intentan encontrar, tras las apariencias exteriores, desagrabables móviles ocultos y taras secretas; casi me quedé dormido leyendo aquel montón de insípidos chismes de portera que constituyen Winesburg, Ohio. El devoto Sherwood, como ya sabe, saca a la luz oscuras historias que, por lo general. en la mayor parte de las ciudades, quedan ocultas. Y me dije que, a mi manera más fantástica, yo podría revelar algunos secretos sobre los antepasados de un hombre al lado de los cuales las revelaciones de Sherwood Anderson sería, como el informe anual de una escuela de catecismo. De ahí "Arthur Jermin".