To Jacob Clark Henneberger, 2 February 1924 (1924)

I am interested in the idea you originally formed from my stuff in HOME BREW---especially interested because I consider that stuff among my poorest. Ordinarily I refuse altogether to write to order, or to give my tales any mechanical limitations to suit other people. But Houtain is a personal friend of mine----he'd have to be, to get me to read his ribald rag—and when he started HOME BREW he was desperately anxious to get me to give him some of my stuff. I offered him his pick of all my MSS., but they didn't look quite flashy and lowbrow enough to suit him; so he began to entreat that I prepare him a series of six tales, each of 2000 words and complete in itself, which should go the limit for sensational morbidity. I might add that my taste does not run especially to the morbid asx such, that I love is the unreal and the fantastic in every form; though of course only such of my work as is terrible could ever please a popular audience. Finally I agreed, for friendship's sake, to give Houtain what he wanted, running over a list pf possible plots until he took a fancy to the notion of a grave­ robbing physician who restored life to bodies and was finally snatched himself by the bodies he had resuscitated, together with certain nameless companions of theirs. This I developed into the series "Herbert West--Reanimator", and I can assure you I was sick of the job before I was half done. The necessity for the completeness of each instalment spoiled the artistry of the whole thing----involving as it did the wearisome recapitulation of former matter in each instalment, and the eternal repetition of the description of Dr. Herbert West and his unaniable pursuits.

To Jacob Clark Henneberger, 2 February 1924 (1924, Ensayo)

Estoy interesado en la idea que originalmente se formó de mis publicaciones en Home Brew —especialmente interesado porque considero que están entre mis obras más pobres. Normalmente me niego por completo a escribir a la carta, o darles a mis cuentos cualquier limitación mecánica que se adapte a otras personas. Pero Houtain es un amigo personal —cosa obligada para que yo leyese sus obras más salaces—, y cuando empezó con Home Brew estaba desesperadamente ansioso por conseguir que le diera algunas e mis obras. Le ofrecí que eligiera entre todos mis manuscritos, pero no parecían lo bastan te llamativos y lo suficientemente abyectos como para satisfacerle; así que comenzó a rogarme que le preparara una serie de seis cuentos, cada uno de unas dos mil palabras y completos en sí mismos, que deberían llegar al límite de lo morboso más sensacionalista. Puedo añadir que mis preferencias no se encaminan especialmnente a lo morboso como tal, que lo que me gusta es lo irreal y lo fantástico en cualquier forma que se presente; aunque por supuesto solo la parte más terrible de mi trabajo podría satisfacer a una audiencia popular. Finalmente, por amor a la amistad que nos une, estuve de acuerdo en darle a Houtain lo que él quería, ofreciéndole una lista de posibles tramas hasta que le gustó la idea de un médico que roba tumbas y que devuelve a la vida a los cuerpos muertos y, finalmente, es arrebatado por los cadáveres que había resucitado, junto compañeros sin nombre de éstos últimos. Esta idea se desarrolló en la serie Herbert West, Reanimador, y puedo asegurarle que estaba harto del trabajo antes de que llegase apenas por la mitad. La necesidad de tener que terminar cada una de las entregas arruinaba el arte de toda la historia, lo mismo que consiguió la fatiga de la recapitulación de la parte anterior en cada entrega, y la repetición eterna de la descripción del doctor Herbert West y sus incalificables persecuciones.

(traducción de Francisco Arellano)