La pantalla aún está en negro pero se empieza a oír un sonido. Una voz entona una letanía casi musical. Quizá en algún dialecto de árabe, o persa… o en una lengua mucho anterior.
Un hombre mayor pero no demasiado, negro, con barba rala y canosa, en una túnica clara y con un turbante sencillo canturrea mientras se balancea sentado. Es una sala oscura apenas iluminada por lo que parecen llamas que hacen titilar las sombras. Junto a él hay otro hombre en el suelo. No le llegamos a ver la cara, pero gime y su cuerpo está lleno de quemaduras. La persona sentada le acerca un pequeño cuenco y le ayuda a incorporarse para que beba de él. El yacente, vemos ahora su cara vendada, bebe y tose.