Y a dibujar tentáculos (2013)

Buscaglia, ¿no te parece que el niño se expresa como si fuera licenciado en filología? Creo que eso le quita mucha credibilidad.

Por lo demás, la verdad, no me ha gustado nada.

Puede parecer sorprendente, pero hay chavales que hablan mejor a los trece que a los dieciocho. Porque a esas edades se esfuerzan en mejorar y, a los dieciocho, en empeorar. El otro día un alumno brasileño de 3º ESO (14 años), a raíz de una explicación sobre el euro, me preguntó sobre las razones para introducir la peseta en 1869. Me comentó si era por la normalización del sistema decimal o para evitar que se diesen sisas limando los bordes de monedas con oro. Le dije que sí y le añadí unas cuantas razones más. Señalo que en 3º de la ES0 no se estudia Historia.

A continuación fui a la clase de 2º Bachillerato (18 años) donde estudian Historia moderna y contemporánea de España. Por curiosidad, les pregunté a ellos por las razones de la introducción de la peseta. Allí nadie tenía idea de nada y, lo peor, les daba igual.

Así que me creo cómo habla el chaval. Sobre la calidad del relato en sí, no me ha parecido inferior a la media del género, aunque sí inferior a la media del volumen. Pero es que este volumen es excepcionalmente bueno.

Todavía hay esperanza, entonces :) .

Por desgracia, creo que no. Ese alumno de 13 años, con 18 hablará igual de mal que los demás y se la traerá al pairo la historia de la peseta.

Lo que ocurre es que antes solo involucionaba la fantasía (los profesores de dibujo y música afirman que sus alumnos son mejores a los 12 años que a los 16 porque la creatividad generalmente se bate en retirada según aumenta la racionalidad). Actualmente, la fantasía y la inteligencia involucionan a la vez en un raro fenómeno de animalización.

Por supuesto, estoy generalizando. De todo hay en la viña del Señor. Pero me encuentro muchos casos de niños más sabios que su proyección a los 18 años.

Yo soy de esos. Y cada día que pasa, más mentecato.

El relato lo he leído esta mañana. Pensando que era de Neddam (no sé, supongo que me confundí de nombre, vete a saber) lo he cogido con cariño he intentado leerlo "con buenos ojos". No me ha desagradado, pero creo que habían muchas cosas mejorables. Una de ellas la forma de expresarse del niño, que por lo que transmite el relato tampoco daba el perfil de ser un lumbreras. Luego, sin entrar en spóilers, el "sang i fetge" se me ha hecho pesaíllo. A pesar de todo ello, MUY original y entretenido.

A mí, a pesar de que en el fondo esta historia puede tener su qué, el exceso de detalle digamos "gore" se me ha hecho bastante repetitivo.

Entonces, ¿ya has terminado de leer el libro entero, Varghar?

Nop, mi vida laboral es rutina aborrecible y asesina, pero mi tiempo libre está regido por el Caos y la cerveza.

No coincido. Creo que esa nota viene de unos lectores acostumbrados a un horror más "elegante", por así decirlo.

Bajo mi punto de vista, el autor ha desechado una idea muy buena por morbo gratuito. Cuando vi que el protagonista era un niño, esperaba una aproximación diferente a los Mitos: una mente mucho más libre de los prejuicios y racionalidad adulta, encajando una verdad de la que ni sus padres ni profesores le han hablado (como bien decís, más inteligente e propensa al genio). Pero en lugar de eso, sólo veo...

Lo siento, para mí es carnaza. De compararlo con algo, sería que los dibujos macabros que nos gustaba hacer de pequeños (si esa era la analogía, enhorabuena). Y no digo que esté mejor o peor escrito: simplemente, me parece desatinado.

Creo que es indiscutible que el niño se expresa de una manera poco creíble, con un estilo literario que a cualquiera nos costaría adoptar en nuestro día a día, salvo que estemos acostumbrados a hablar en público. Si el autor quería hacer gala de su estilo, podría haber recurrido a un narrador en tercera persona con un enfoque subjetivo, es decir, que nos hablase a través del niño.

Lo pensé ya cuando leí tus comentarios de La ciudad sin nombre, y ahora lo corroboro: empiezo a sospechar que tenemos gustos parecidos