Nunca llegué a aficionarme a Clark Ashton Smith. Sabía que era un buen escritor, pero algo en su obra no terminó nunca de encajar con mis gustos. Lovecraft, Howard y Smith eran conocidos como los "tres mosqueteros" de Weird Tales. Y, sin embargo, se decía con frecuencia que Seabury Quinn tenía mayor éxito entre los lectores que cualquiera de los otros tres. Lovecraft mumca consiguió una cubierta. Supongo que Margaret Brundage no se vio capaz de reunir el suficiente valor para pintar a Cthulhu y, después de todo, no había damiselas medio desnudas en apuros en los relatos de Lovecraft. Tal vez habría tenido éxito si las hubiera habido.