El caso de la ondulada daga negra (2006)

La figura de Sherlock se desmorona frente a esa desconocida, la cual dice que es la "más tonta de sus hermanas", allá en Bali. Yo creo que ni ella ni ese Sherlock de cartón piedra que aparece en el relato, tienen dos dedos de frente.

El relato se diluye en una escena, una conversación de ingenio sostenido por el truco del autor, al inventarse las ocasionales pistas de deducción y a la metedura de pata de nuestro investigador, que esa noche estaría borracho o bajo los efectos de un potente analgésico (de esos que era aficionado). No encuentro otra explicación.

Pero no basta con eso cuando, una vez fuera del escenario la tremenda hembra de genio sin parangón, excepto el de sus hermanas, va y termina con un tema tabú en la vida del paradigmático consultor: la atracción fatal de una mujer.

La mitología lovecraftiana, de nuevo brilla por su metálico calzador, igual que en el relato de K. Bear; como una pieza fuera del puzle.