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"El Epistolario" (o "El Sothoth siempre llama dos veces")

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Eremita
04-11-2018 02:13

187 mensajes

Yo vuelvo a estar en la onda :-) saludos a todos

Tillinghast Bibliotecario
05-11-2018 14:15

6035 mensajes
↕ 1 día ↕
Tal como dijo Frini aquí:
Tal como dijo trapalanda aquí:

Pues para los impacientes, la primera carta de Trapalander.

enlace

Aquí tenemos la carta base. Con ella empezó todo. Hagas lo que hagas es para mantener coherencia.

Hum. Interesante.

Pero dado que ahi se detuvo y no cumple con la regla de incitar al destinatario a cartearse con otro/s miembros del juego, no sé cómo seguir. Además no quiero pisarles nada a Trapa y Salino, así que empezaré yo un hilo teniendo en cuenta que debería unirse/relacionarse con su historia.

Si no os pareciera bien, lo entomo como si fuera un spin-off.

Y con vuestro permiso hablaré con Neddam para pedirle direcciones, si no las tuviera yo, para que sea secreto y sorpresa al mismo tiempo.

Nos leemos

Sr.Perro
05-11-2018 14:52

2066 mensajes
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↕ 36 minutos ↕

Esta tarde subo las dos cartas que mandé, supongo que las tendré en el ordenador.

Mi dirección ha cambiado desde la última vez, también os la mando esta tarde en un email

Huelga decir que Thornhound sigue interesado en saber que misterio entrañan esas maderas

Tillinghast Bibliotecario
05-11-2018 14:57

6035 mensajes
↕ 4 minutos ↕

Leñe. Algo se avanzó, pues.

Bueno, yo pruebo el spinoff, con vuestro permiso mientras se re toma o no, la història de las maderas.

trapalanda
05-11-2018 15:10 (editado 05-11-2018 15:37)

2946 mensajes
↕ 12 minutos ↕

Yo he enviado por mail una carta que tenía pendiente hace eones.

Ahora lo arreglo.

Arreglado más o menos.

¡Spoiler!

Estimado Sr. Lessens :

Mi nombre es John Trapalander. Soy un exitoso hombre de negocios de Oregon, propietario del mejor aserradero

de todo el Noroeste. Le extrañará que un desconocido americano le escriba de improviso, pero me temo que he de

dejar los formalismos para mejor ocasión. Verá, he comprobado que usted ha recibido recientemente un pedido de

antigüedades​ y maderas exóticas provenientes de las Indias, que una vieja goleta, la “ Golden Swan” , ha

traído al Occidente. He de poner en su conocimiento, por su bien y su buen nombre, que sería lo más juicioso y

prudente si usted tuviera a bien deshacerse del lote de ébano rapaz que ha recibido proveniente de Rajastán. Sin

duda pensará que se trata de una broma o que no estoy en mis cabales, pero le ruego tome en consideración

escuchar mis razones.

Verá, hace unos meses recibí una partida de ese ébano tan exuberante proveniente de la India. Me fabriqué un

taburete de esa exótica madera y he de decirle que experimenté ciertas curiosas vivencias debidas, según mi criterio

inicial, a algún alcaloide desconocido presente en la savia del ébano . Extraños sueños, sonambulismos que

nunca había sufrido y fluorescencias que parecían emanar de ese taburete me hicieron indagar en el origen de ese

cargamento, y así logré tener conocimiento de una secta Hindú, la Hermandad de la Lágrima, que al parecer

ostenta el monopolio de esa madera en el Rajastán.

Esos fanáticos ocultan su rostro siempre con extrañas máscaras y proclaman públicamente su hostilidad al

Imperio de Su Majestad. Podría deberse sin duda a un sabotaje de los rebeldes hindús el vender esas maderas

tóxicas y arruinar el buen nombre de los comerciantes ingleses y la salud de los ciudadanos de bien.

Así me lo ha hecho saber un comerciante de Derby al que también he escrito. Pero me inclino a creer que hay

algo mucho más extraño y turbio en todo ésto. Cómo le comentaba antes, sueños angustiosos , de los que

despertaba sudando y temblando, sentado en el taburete de ébano rapaz, sin saber cómo había llegado a

levantarme del lecho, me atormentaron una temporada. Al final decidí quemar todo el cargamento, incluido el

taburete, y prevenir a los tratantes que pudieran estar en contacto con ese ébano maldito de sus peligros.

Cuando escribí al mayorista inglés relatándole uno de mis sueños, nunca pude imaginar que en su respuesta me

indicara con asombro que el caserón que yo le describía de mis sueños ¡ fuera su propia mansión en Derbyshire!

Sí, Sr. Lessens, algo totalmente increíble. De un modo u otro estuve en su casa, en su alcoba.

De hecho me ha mandado un detalle de los adornos de su dosel y son iguales a los que recuerdo. Y el cuadro

que preside su dormitorio es el mismo con el que yo soñé. Incluso​ el perfil​ que vi en en mis delirios es el mismo

que en carne y hueso posee el Sr. Thornhound, pues así se llama el mayorista inglés. El Sr. Thornhound me

ha comentado que su fiel can ha desaparecido misteriosamente.

¿ Cómo es posible que yo haya soñado con la mansión de un hombre en Inglaterra y justamente esa persona es

una de las que ha comprado un lote de ébano rapaz del Rajastán, como usted?

Monstruos medio humanos y porcinos me atormentaban en sueños. Me preguntaban por una llave, y una mujer

que se decía mi hermana hablaba al otro lado de la puerta en la habitación de mis visiones. Nunca he tenido

hermanos. No le abrumaré con más detalles de mis sueños. Sólo decirle que el Sr. Thornhound me facilitó su

dirección y que prefirió que yo le escribiera antes que él debido a ciertos desacuerdos comerciales en los que se han

visto envueltos. Espero que puedan resolver sus diferencias. El Sr. Thornhound me ha confesado que desde hace

unos días le asaltan extraños sueños , en los que contempla mujeres y hombres desnudos bailando entre ruinas

ciclópeas a la luz de la Luna. Él cree que se trata de los alcaloides del ébano. Yo me inclino a pensar que hay

algo más.

Le ruego se deshaga de esas maderas.Por su bien y el de sus clientes.

Hay algo que me gustaría pedirle, si tiene usted el valor, que no dudo siendo un bóer. ¿ Podría usted hacer un

pequeño experimento antes de deshacerse del cargamento? Si usted pudiera guardar un trozo de ébano en su

alcoba, tocarlo e inspeccionarlo, examinarlo y experimentara algo fuera de lo común, le ruego lo comunique a mi

persona lo antes posible.

El Sr. Thornhound me ha dicho que se pondrá en contacto con un amigo suyo, experto en sueños,para intentar

arrojar luz a éste extraño asunto. Creo que en el fondo reconoce que algo sobrenatural ronda el mundo de los

mortales.

Las pesadillas han cesado desde que me deshice del cargamento, pero mi inquietud y mi curiosidad no han

disminuido un ápice.

Nunca podré olvidar cómo , cuando me encontraba en esa estancia, la Luna y el Sol de fundían en uno, la

noche y el día, la nieve y la hierba, al otro lado del ventanal, formaban una sola mancha grisácea, como si el

Universo desbocado corriera hacia al Juicio Final, mientras el chucho se deshacía y se convertía en polvo a mis

pies…

Por favor Sr. Lessens, comuníqueme cualquier novedad si se decide a experimentar con el ébano.

Quiero creer que no se trata de una locura que me haya atrapado.

Sin más, se despide de usted de todo corazón

Eugene, Oregon, a 14 de Marzo de 1923

Tillinghast Bibliotecario
05-11-2018 15:29 (editado 05-11-2018 16:36)

6035 mensajes
↕ 19 minutos ↕

Tooooongooooooo

Tal como se dijo:

Eso sí, tal como la has escrito es para perder 1d100+10 de COR, mínimo

Tal como dijo trapalanda aquí:

Yo he enviado por mail una carta que tenía pendiente hace eones.

Ahora lo arreglo.

Arreglado más o menos.

Ahora mejor y más interesante, la verdad

Sr.Perro
05-11-2018 17:47

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↕ 2 horas ↕

Salgo ahora para casa, tentado me hallo de leer la carta de Trapalander.

Sr Lessen, no se si Trapalander lo menciona, pero usted y yo estamos enemistados Por la transacción de unas reliquias que no eran del todo legales

Eremita
05-11-2018 17:54

187 mensajes
↕ 7 minutos ↕

Spinoffea Thillinghast, asi lo mezclamos todo luego y nos volvemos aun mas locos

Sr.Perro
05-11-2018 18:52

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↕ 58 minutos ↕
Tal como dijo trapalanda aquí:

Yo he enviado por mail una carta que tenía pendiente hace eones.

Ahora lo arreglo.

Arreglado más o menos.

Espero que mail fuese una carta y no email.

Como ya comenté, no era muy partidario de compartir las cartas hasta que avanzásemos o acabásemos, pero visto el parón creo que pueden ayudar para retomarlo.

Carta del 2 de marzo dirigida a Reuben Salinsbury

¡Spoiler!

Derby, Gran Bretaña

2 de marzo de 1923

Mi bien querido Reuben:

Imagino que te sorprenderá que te escriba tras tanto tiempo. Más, teniendo en cuenta las cosas tan horribles que dije la última vez que nos vimos. Espero que, con los años, hayas sabido perdonarme.

Si te escribo ahora, es porque ha llegado hasta mi la noticia del accidente de tu hermano. El aprecio que un día nos tuvimos y que, por mi parte, aún sigo profesándote, me lleva a contactar contigo para mostrarte mi apoyo en estos oscuros días. Sé lo unido que estabas a Gabriel y no puedo más que imaginar la pena que debe albergar tu corazón. Más, teniendo en cuenta que has vuelto al lugar donde creciste y que por años habías rehuido para escapar de la melancolía que te inspiraba. Ojalá los fantasmas del pa-sado sean benevolentes y no te estén atormentando de nuevo.

Poco puedo hacer desde Inglaterra para consolarte o para apaciguar tu dolor, pero al menos, puedo intentar que tu mente deje de pensar en ello mien-tras lees esta misiva. Sé que la vida no te ha tratado mal, al menos en lo profesional. Aunque no lo creas, he seguido con atención tu carrera, o qui-zás deba decir con la atención que permite el vivir al otro lado del océano. Debes saber que me sorprendió ver que publicabas tus relatos bajo el so-brenombre de R.Satir. ¿Cómo dices? ¿que se supone es un seudónimo y no debería conocerlo? Quizás debieras haberlo pensado antes de usar el mis-mo nombre que usabas en la universidad. Como supondrás no es fácil encontrar tus relatos fuera de América, pero aun así he podido ir hacién-dome con todos salvo el último, al cual espero poder echarle el guante pron-to. Como recordarás, el género detectivesco nunca ha sido mi preferido, pero debo confesarte que me encanta el estilo con el que los escribes: tan mor-daz, tan tú.

Por mi parte, ya sabes que volví a Inglaterra para casarme con Cath. A mi llegada, empecé a trabajar para su padre. Gracias tanto a mi conoci-miento del Raj y el continente indio como a mis contactos allí, los ya de por si boyantes negocios de la familia Vane creciesen como nunca lo habían hecho. Con el tiempo, fui adquiriendo más responsabilidades y al caer en-fermo el señor Vane tuve que ser yo quien tomase el control de todas las empresas. Los negocios han crecido mucho desde entonces, aunque debo reconocer que la inestabilidad de los últimos años en las indias nos está pasando factura.

No puedo olvidarme de contarte la nueva que llena de alegría nuestros días. Ya sé que Cath nunca fue santo de tu devoción, pero si la conocieses como yo sabrías que es una mujer increíble. La nueva es que Cath está en estado de buena esperanza y esperamos que nuestro primer hijo nazca para verano. No puedes imaginar la alegría tras tantos años pensando que Dios no nos iba a bendecir con hijos. ¡Imagínate la sorpresa que nos llevamos!

Pero ya basta de hablar de mí. Te contaré algo extraño que me sucedió esta semana y que en cierto modo me hizo acordarme de ti. El pasado lu-nes recibí una misiva desde Oregón. El remitente, un empresario made-rero, narraba como había adquirido un lote de maderas de las indias britá-nicas, concretamente de Rajputana. Me escribía porque había sido Vane & Thornhound Trade Co. quien se había encargado de adquirir esas lujosas maderas de los monjes de la hermandad de la lágrima y distribuirlas a los distintos compradores. El motivo de la misiva no era otro que alertar-me de la maldición que esas maderas portaban. Primeramente, pensé que se trataba de una extravagante broma y aún no descarto que haya algo de chanza en todo el asunto. Pero como te narrare a continuación, no hay duda de que al menos parte de lo narrado por este hombre es cierto. Por ejem-plo, he podido comprobar que Mr. Trapalander, pues es así como se lla-ma, existe realmente y que su aserradero adquirió más de 1000 libras de dicha madera.

En su misiva hablaba de como al trabajar la madera esta refulgía con un brillo propio y que se sentía cálida, casi caliente al tacto. Pero esto no es si no lo menos extraño. Pues narra cómo durante varias noches que se suce-dieron a lo largo de varias semanas se despertó entre sudores, con su al-coba iluminada por un fulgor verde que salía del taburete que había la-brado para probar la calidad de la madera. Finalmente, una noche soñó, aunque él pensaba en aquel momento que estaba despierto, que estaba sen-tado sobre el taburete, pero no se hallaba en su alcoba, ni siquiera se en-contraba en América. En su sueño, Trapalander se hallaba en un onero-so dormitorio de una vetusta mansión con un perro a sus pies. Mientras con-templaba la habitación pudo escuchar la voz de una joven mujer que al otro lado de la puerta preguntaba por su hermano. A partir de entonces, el sueño se tornaba en pesadilla, la cual transcribo con las propias palabras del señor. Trapalander:

Me sobresalté y no respondí. En ese momento la cerilla se apagó y el perro empezó a ladrar. Me apresuré tembloroso a encender otro fósforo y cuando lo logré mis sentidos abandonaron mi cuerpo ante el horror del que fui testigo. A mis pies yacía el perro, o lo que quedaba de él, carcomidos sus huesos por el tiempo, sobre la alfombra marchita.

Afuera, una sucesión de luz y oscuridad, día y noche, lunas incontables se sucedían sin pausa como si la creación corriera desbocada hasta el juicio final. Los árboles caían y se levantaban, la nieve cuajaba y se fundía en un de-venir imparable ante el cuál cerré los ojos.

Pero lo peor llegó a continuación, pues un estruendo estremeció los goznes de la puerta y un rugido infernal, de bestia inmunda, llenó la recamara. Me arrodillé implorando al señor y escuché quebrase la madera, al tiempo que una pestilencia atroz llenaba el aire. Levanté la mirada y un monstruo, si-miesco y porcino a la vez, de más de dos metros, me señaló con el dedo, y una voz gutural, en un terrible inglés surgió de sus fauces

¡Intruso, queremos la llave, dinos donde la has guardado, tenemos a tu her-mana!

Es posible que pienses que me estoy inventando lo que voy a describirte, pero ya sabes que la inventiva no es una de mis cualidades y te prometo que es tal como lo describo. Lo extraño de todo esto no es que un descono-cido tuviese una pesadilla, sino que la habitación en la que sucedía ésta, no era otra que mi dormitorio en la mansión Vane, la cual Trapalander, describía con todo detalle: los intrincados labrados hindúes en el dosel de la cama, el gran oleo del palacio Wingfield, que ahora no es más que ruinas, incluso describía al bueno de Bowetts, mi fiel basset hound. Ya te dije que era difícil de creer, pero cómo podría este hombre conocer esos de-talles.

Pero las extrañezas no acaban aquí. La misma noche del sueño de Trapa-lander yo también tuve un sueño singular, aunque poco puedo recordar de él pues no pensé en el mismo hasta tiempo después, cuando recibí la car-ta. Soñé que me encontraba en unas ciclópeas ruinas, tan pretéritas como la civilización, en las que bajo la luz de desconocidas lunas un hombre y una mujer jóvenes bailaban desnudos al son de una silenciosa música.

Pese a que, como bien sabes, no creo en supercherías, no puedo sino empe-zar a sentirme un tanto turbado por estos sucesos. Más cuando Bowetts lleva desaparecido desde aquella noche, algo a lo que tampoco le dimos importancia en aquel momento, pues no son raras sus escapadas de varios días en pos de algún rastro. Pero empiezo a preocuparme pues ya van dos semanas y el tiempo los últimos días ha sido demencial.

Como te dije al principio de la carta, todo esto me hizo pensar en ti. Siem-pre has sido una persona con una sensibilidad especial y aún recuerdo todas aquellas veladas en las que me hablabas de la importancia de los sueños y como lo que vivimos en el mundo onírico tiene su eco en la vigilia Estaría tan agradecido si pudieses arrojar algo de luz sobre lo acontecido y el significado de estos sueños. Por mi parte, cuando el tiempo mejore haré caso a Trapalander e iré a visitar las ruinas del palacete, el que aparece en el cuadro de mi dormitorio y que no está a más de una veintena de millas de aquí. Aunque sea por complacerle, ya que en su carta parece bastante afligido, y repite que ese lugar tiene relevancia con lo acontecido. Quizás si voy y compruebo que no hay nada fuera de lugar pueda darle algo de paz

Debo despedirme, Reuben, pues Cath me reclama para que vaya ayudarla a elegir el papel para las paredes del cuarto del bebe. Espero que no me guardes rencor por el pasado y tener una pronta respuesta tuya. De nuevo mi más sincero pésame por la muerte de Gabriel. Ojalá pudiese estar contigo en Salem para acompañarte en estos momentos tan duros.

Con cariño

R.Thornhound

P.D. Te adjunto la dirección del señor Trapalander en caso de que ha-ya despertado en ti la curiosidad y desees preguntarle por sus sueños.

Carta del 6 de marzo dirigida a John Trapalander

¡Spoiler!

Derby, Gran Bretaña

6 de marzo de 1923

Estimado señor Trapalander:

Permítame que le diga, que cuando recibí su misiva, pensé que se trataba de una broma de mal gusto de alguno de mis antiguos compañeros de universidad, los cuales, compatriotas suyos, conocen mi poca predisposición hacia lo sobrenatural. Pues ha de saber, que pese a dedicarme a las ex-portaciones, soy un hombre de ciencia y que años atrás, estudié en la uni-versidad de Boston. Como le venía diciendo, a punto estuve de arrojar su carta a las llamas de la chimenea. ¡Ojalá lo hubiese hecho! porque lo que usted narraba en su escrito turbó mi alma de una manera mucho más intensa de lo que usted se pueda imaginar.

Antes de continuar, déjeme decirle que, pese a no conocerle, me apena muchísimo el fallecimiento de su esposa, que Dios la tenga en su gloria. No puedo si no imaginarme, el vacío tan grande que una perdida así pue-de provocar. Espero al menos, que Dios les bendijera con hijos y el te-nerles cerca le ayude a sobrellevar el dolor que el recuerdo de su espo-sa le cause. Mi esposa Catherine está encinta y pese a que no esperamos a nuestro primogénito hasta verano, la alegría ya colma nuestros corazones.

He podido comprobar que, en efecto, Vane & Thornhound Trade Co. fue quien adquirió y distribuyo las maderas de ébano rapaj. Su aserradero, como usted afirma, adquirió un pequeño lote, correspondiente a 250 pies de tabla, equivalente a 1300 libras de peso, que al coste de 225$ los mil pies significan 56 dólares con 25 peniques que usted abonó en efectivo.

Veo que ha indagado bien sobre el origen de la madera. Mi compañía ha venido comerciando con el Raj y las indias británicas durante décadas. Primero, bajo el nombre de Vane trading expeditions y en la última dé-cada, como Vane & Thornhound Trade Co. No sé si estará al tanto, pero las relaciones con los nativos están cada vez más tensas. Más, desde que el desagradecido de Gandhi tomase el control del congreso. Con todo lo que hemos hecho por ellos, ahora se niegan a comerciar con nuestras em-presas. Es por esto que nos vimos en la tesitura de emprender nuevas aventuras empresariales, lo que nos llevó en lo general a la lejana región de Rajputan y en lo concreto a la hermandad de la lagrima.

Poco le puedo comentar sobre estos monjes puesto que esta era la primera vez que comerciábamos con ellos. Pero sepa que he escrito a mi represen-tante en el Raj para que indague en el asunto y esos rufianes no queden sin castigo si se demuestra que usaron algún tipo de veneno para adulterar de algún modo la madera. Pues mucho me temo que de eso se trata, de algún tipo de intoxicación por la inhalación de los pérfidos efluvios de la resina adulterada, todo con un afán de boicotear los intereses británicos allá en las indias. No tengo prueba de esto, claro está, pero ya le aseguro que se abrirá una investigación del más alto nivel para llegar hasta el fondo de este asunto. No dude que le mantendré informado de mis pes-quisas. Mientras tanto, sepa que me siento en parte culpable de lo aconte-cido y que haya usted tenido que deshacerse de todo el lote, con la conse-cuente pérdida económica para su bolsillo. Es por ello que me encargaré personalmente de que en el siguiente envío que llegará a la bahía de Winchester en mayo se incluya un nuevo lote de maderas exóticas que us-ted podrá adquirir a un reducido precio del 50%.

Sin embargo, el motivo de mi respuesta no es hablar de negocios. Recorda-rá que le he dicho, al principio de la misiva, que lo que usted me contó me había afectado sobremanera. Usted es, como yo, un exitoso hombre de ne-gocios, por lo que sabrá que para dedicarse a estos menesteres hace falta un carácter fuerte y una mente decidida. Es por ello que el hecho de que unos díscolos nativos hayan tratado de engañarme no es motivo suficiente para afectarme en lo personal. No le niego que solté una palabra más alta que otra al enterarme a través de usted, pero no, el motivo que me vie-ne quitando el sueño estas noches no son los monjes del Rajputan si no la visión lo que usted tuvo cuando sufrió la intoxicación.

Usted asegura que durante su ensoñación se encontraba en Inglaterra, en Derbyshire nada menos. Sin embargo, lo que describía usted no era una habitación del palacete Wingfield. Es entendible su confusión puesto que el interior de todas las casas señoriales británicas le parecerá igual a al-guien que no esté acostumbrado a ellas y al reconocer el óleo con dicho pa-lacete creyó encontrarse en el interior de él. Pero estoy convencido que no se encontraba en ese lugar. No, la habitación en la que sucedía su pe-sadilla no era otra que mi dormitorio en la mansión Vane, el mismo desde el que le estoy escribiendo en este momento.

Imagínese mi desasosiego cuando usted describió con todo detalle: los in-trincados labrados hindúes en el dosel de la cama, el gran oleo del pa-lacio Wingfield, que ahora no es más que ruinas, incluso describía al bueno de Bowetts, mi fiel basset hound. Sé que es difícil de creer y no quiero que piense que estoy tomándome a chanza su carta. Es por ello que le adjunto un dibujo de la filigrana que decora la cama para que usted pueda confirmar finalmente si se trata del mismo que usted soñó.

Recordar sus palabras sobre lo que vivió entre estas cuatro paredes me ha-ce estremecer. Yo fui hijo único y mi esposa solo tiene hermanas. ¿Quién sería y a quién se referiría esa voz que preguntaba por su hermano? ¿Qué representa ese demonio porcino y porque iba tras de usted? ¿Qué preserva esa llave que tanto problema está causando? Es como si, en cierto modo, estuviésemos aún dentro de su sueño. Además, las extrañezas no acaban aquí. Créame si le digo que la misma noche que usted tuvo su visión yo también tuve una experiencia onírica singular, aunque poco puedo recordar de ella pues no pensé en la misma hasta tiempo después, cuando recibí su carta. Soñé que me encontraba en unas ciclópeas ruinas, tan pretéritas como la civilización, en las que bajo la luz de desconocidas lunas un hombre y una mujer jóvenes bailaban desnudos al son de una silenciosa música. Lo poco que he podido recordar sobre ese lugar es que no se pare-cía a nada que yo hubiese visto con anterioridad. Sus primigenias estructuras eran completamente ajenas a las ruinas que plagan las selvas de la India o que se pueden encontrar en las ciudades europeas.

Pese a que no creo en supercherías, no puedo sino empezar a sentirme un tanto turbado por estos sucesos. Más, cuando Bowetts lleva desaparecido desde aquella noche, algo a lo que tampoco le dimos importancia en aquel momento, pues no son raras sus escapadas de varios días en pos de al-gún rastro. Pero empiezo a preocuparme pues ya van dos semanas y el tiempo los últimos días ha sido demencial.

Las nevadas de la última semana me han impedido visitar las ruinas del palacete Wingfield, el cual usted vio a través del cuadro de mi dor-mitorio y que no está a más de una veintena de millas de aquí. Pese a encontrarse en las cercanías, la nieve y los hielos son traicioneros y no quiero arriesgarme a tener un accidente. Espero que para el fin de sema-na las temperaturas hayan subido un poco y pueda hacer la visita sin pro-blemas. Usted confía en que ese lugar tiene relevancia con lo acontecido. Quizás el ir y comprobar que no hay nada fuera de lugar pueda darnos algo de paz.

Respecto a los sueños, creo que en una adecuada interpretación estará la llave de este asunto. Es por ello, que he contactado con un viejo conocido para exponerle el caso. Es una persona con una sensibilidad especial y que siempre ha abogado en la importancia de los sueños y como lo que vi-vimos en el mundo onírico tiene su eco en la vigilia. Espero que no le im-porte que haya hablado tanto de usted como de lo acontecido desde que ad-quirió el susodicho ébano, incluido su pesadilla. Es muy posible que esta persona se ponga en contacto con usted, bien para pedirle más detalles, bien para exponerle sus hipótesis sobre lo ocurrido. No se preocupe, Reuben es un hombre muy discreto que sabrá tocar el tema con la reserva y deli-cadeza adecuada.

Me temo que antes de despedirme, debo pedirle un favor. La madera adquirida a la hermandad de la lágrima fue dividida en tres lotes. Uno de ellos es el que usted adquirió y que asegura ha sido quemado. El se-gundo se encuentra aquí, en Inglaterra, en uno de nuestros almacenes y he dado orden de que sea custodiado bajo llave como prueba para nuestra investigación. Es el tercer lote el que me preocupa, pues está fuera de mi control y no me gustaría que las resinas tóxicas afectaran a más gente. Este tercer lote fue enviado a las costas de Sudáfrica, y fue adquirido por el propietario de Lessen´s Good Ole House, un importante anticuario con el que mi compañía había tenido tratos en el pasado. Mr. Lessen, es, como dicen ustedes en América, un hueso duro de roer y si le advirtiera yo, pensaría que lo que trato es de tomarme la revancha debido a un inoportuno incidente con las autoridades portuarias de Puerto Elizabeth. Por no exten-derme le diré que ciertos objetos por los que la madera fue parte del pa-go, nos fueron confiscados alegando que habían sido adquiridos de una manera ilícita. De nuevo, producto de la incultura y el resentimiento hacía lo británico. El caso es que tras el incidente la relación con el señor Les-sen ha empeorado y no tomaría a bien mis palabras. En cambio, si usted le escribiera, podría convencerle de que, si aún no la ha usado, se deshi-ciese de esa madera o al menos la almacenase en algún lugar seguro hasta que se resuelva el asunto.

Espero su respuesta, así como espero que sus noches se hayan vuelto más apacibles desde que se deshizo de ese taburete. No dude en escribirme cuando desee, ya sea para tratar este tema como para hablar de cualquier otro asunto.

A su disposición

R.Thornhound

Tillinghast Bibliotecario
05-11-2018 19:01

6035 mensajes
↕ 9 minutos ↕

Sí, me parece mejor Sr Perro no leerlas y, por supuesto, enviarlas x correo

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