La era olvidada (III) - Los hilos del destino (2018)

La noche pasa, e Ichtaca se queda descansando en tu sala de estar. No logras dormir ni un minuto durante el resto de la noche, pues tus pensamientos vagan entre la preocupación y la incredulidad. Su historia es ridícula, pero aun así no puedes evitar sentir el impulso de creértela. Supiste que la reliquia de las ruinas de Eztli tenía algún propósito mayor desde el momento en que le pusiste la vista encima. Cuando sales de tu cuarto la mañana siguiente, tu huésped no deseada está sentada a la mesa del comedor, con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus penetrantes ojos siguen cada uno de tus movimientos como un ave que observa a su presa. No hay saludos.