Mikel Rodríguez Álvarez | Escritor |
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Caperucita y otros relatos vascos de terror | Txertoa | Sep 2013 |
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Sorprendente y hermoso leer sobre las peticiones, sugerencias de historias y leyendas que le llegan al autor. Muchas de ellas se antojan interesantes, lástima que no todas puedan aparecer en sus relatos. Al menos, en este volumen
Sorprendente y hermoso leer sobre las peticiones, sugerencias de historias y leyendas que le llegan al autor. Muchas de ellas se antojan interesantes, lástima que no todas puedan aparecer en sus relatos. Al menos, en este volumen
Sí, la interacción es algo grande. Lo malo es cuando te coge a toro pasado. Por ejemplo, tras escribir "Hombre-lobo en Bergara", que se desarrolla en un palacio que fue el "Laboratorio de Artes Ocultas de la Bascongada" (curioso título para una institución ilustrada con grandes logros, de allí salió el descubridor del wolframio, por ejemplo), un vecino de esta villa nos contó que el edificio se desmontó para levantar un cine en el solar y, en la operación, murió violentamente el hijo del dueño. Y luego ocurrieron otras situaciones inquietantes. Pero el cuento estaba escrito ya.
Nada te impide reescribirlo y sacar la "versión extendida" .
Saludos,
Entro
¿Y un segundo volumen?
Lo que pasa es que la estructura de ese cuento no podría cambiarse ya -o a mí no se me ocurre cómo- porque la inquietante presencia de la mansión se insinúa en la primera página y luego ya el relato toma otros derroteros. Además, escribir mucho sobre esa casa podría entenderse como "conspiración para alterar el precio de las cosas" ya que aún existe (aunque desmontada en un almacén) y tiene un precio que puede cambiar.
Temas para nuevos volúmenes hay muchísimos. El otro día me aportaron dos, fascinantes: resulta que la guardia municipal de San Sebastián se creo para defenderse de un dragón que tenía su cubil en el monte Urgull, tal como sueña; además, San Sebastián disponía de sus propios fantasmas, los txuriskos (denominación poco original, viene a significar "los de blanco") que campaban por las calles a sus anchas desde el toque de queda hasta el amanecer.
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