Pág. 20/53 |
Pues rozamos los cuarenta...
Yo también dejaría un plazo para escribir más, era sólo para irnos haciendo una idea de lo que va saliendo y cómo se puede ir agrupando la cosa
Pues rozamos los cuarenta...
Yo también dejaría un plazo para escribir más, era sólo para irnos haciendo una idea de lo que va saliendo y cómo se puede ir agrupando la cosa
¿Podríamos dejar un pequeño plazo para editar nuestros micros antes de añadirlos en el archivo? Lo digo para pulir un poco los textos que colgamos de manera febril.
Claro! Por supuesto que cada uno debe dar un repaso a lo propio, sería lo ideal
No voy a participar en este hilo, quería que lo supierais.
Ola ke aséis.
Pues muy bien. Estoy de acuerdo en todo.
Las ilustraciones de salino me parecen una pasada. Coincido en que no debería hacerse filtro para que todo el mundo tenga cabida en el proyecto.
Una pregunta: En los créditos aparecerán los nicks, o los nombres reales? En mi caso si fuera posible me gustaría aparecer como R.R.López, si no os importa.
Un último apunte: Salino, el muchacho que se ofreció a maquetarlo me merece plena confianza (y si lo conocieras también te la merecería, seguro). Lo conozco personalmente y te puedo asegurar que esto lo hace de forma desinteresada, no como negocio.
Santiago, pásame ese contacto, dado que con lulu create space estoy un poco perdido, y lo mismo requiero de sus servicios.
Os dejo otro micro que se me acaba de ocurrir
HORROR A FLOR DE PIEL
-No, no -dijo el doctor Mortimer con un rictus de seriedad prendido del rostro-, señora, lo que su hijo tiene no es demartitis, son agallas vestigiales -mientras decía esto el doctor era consciente de las terribles implicaciones que conllevaba.
A primera vista había creído que el pobre chico, de andares torpes y desmañados, sufría de bocio exoftálmico pues sus ojos eran como dos huevos duros a punto de salirse de las órbitas y su boca grande como una alpargata, de labios anormalmente gruesos. Sin ser estos dos últimos síntomas característicos del bocio, sí que le habían llamado la atención.
Un colega suyo había iniciado un estudio médico hacía unos años relativo a un extraño síndrome hereditario que se daba en ciertas poblaciones aisladas de la costa de Massachusetts, pero había desaparecido en extrañas circunstancias durante la elaboración del trabajo de campo.
Finalmente no pudo seguir eludiendo la pregunta:
-¿Tienen usted o su marido ascendientes de Innsmouth?
¿Vale reciclar? Es que de Cthulhutech no escribe nunca nadie y yo escribí uno pero en mi blog no lo lee nadie jeejee
La Guerra del Eón
La Tierra, año 2085. Una suave melodía te despierta, entreabres los ojos y solo ves oscuridad, a tientas consigues dar con tu PCPU, aclaras el tintado de las ventanas y ves que ya es de día, un día nublado en la arcología de Baltimore. ¿Pero qué día es hoy? Te sientes confuso, extrañamente feliz pero desubicado, un ruido en la cocina te saca de tu ensimismamiento. Retiras las sabanas de seda con una extraña sensación, te las quedas mirando como si para ti todas estas comodidades formaran parte del pasado, ¿qué está pasando? solo llevas puesta la ropa interior, te diriges a la cocina sigilosamente. Allí ves a tu mujer, de espaldas, preparando el desayuno, te relajas durante un segundo pero enseguida vuelves a tensionarte, ¿por qué te parece todo tan extraño? Cuando tu mujer se gira te das cuenta de lo que está pasando, su rostro no es el que recuerdas, de hecho no es ni siquiera un rostro humano, un pelaje oscuro de un color indefinido cubre sus facciones, destacan dos ojos rojos inyectados en sangre y unos colmillos entre los que aún pueden verse jirones de carne colgando. Cuando te ve su retorcida hilera de dientes parece formar una sonrisa, la criatura levanta uno de sus brazos y entre sus largas garras puedes ver los restos de tu hija cubiertos de sangre. Intentas apartar la vista pero no puedes, tu corazón está a punto de desbordarse cuando una tremenda explosión te despierta.
Estás sudoroso y confuso, te incorporas rápidamente y ves a gran parte de tu compañía gritando y dirigiéndose fuera del pabellón, hay humo por todas partes, una de las paredes ha estallado en mil pedazos y hay cascotes y restos cubriendo gran parte de la estancia. Fuera puedes ver que se ha desatado el caos, dos grandes mechas disparan sus misiles para intentar detener el avance de una nave de asalto migou. Todo vuelve a ti como un torbellino, el dolor en tus caderas te indica claramente que no estás totalmente recuperado de los últimos implantes, pero tener piernas nuevas debería ser una ayuda no un estorbo, te incorporas de un salto, coges tu fusil de asalto HKS-192 y sigues a tus compañeros, no hay tiempo para dudas, no puedes permitirte el lujo de vacilar, estás en la Guerra del Eón.
ups, yo retiro "A la andaluza", que he recordado que la idea no era mía, salía en otro micro de una amiga que edité hace tiempo XD. ¿Podéis retirar el post, porfi? Me sonaba como a chiste que me habían contado, pero ya era un micro. Igual os hace gracia. La nanoedición, Fragmentos de la Biblia del Gran Chopito, de Ana Morán, está aquí: enlace
XD
Gracias
Día del apocalipsis, 8:00am
—Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn.
—¿De máquina o de sobre?
—Cthulhu fhtagn!
—¡Marchando!
(esta chorrada ya la publiqué aquí -> enlace)
Editado:
Haikuthlu
Ph´nglui mglw´
nafh Cthulhu R´lyeh wgah´
nagl fhtagn.
(Ésta otra la publiqué en mi antiguo blog, ya desaparecido)
Editado:
Y reviso Éxodo, que le sobra alguna cosa:
Éxodo
—Eh, un momento, no tan deprisa. —El amanuense interrumpe el dictado—. Eso... ¿cómo se escribe?
—Mmm... ¿el qué? —pregunta Moisés.
—Eso último que has dicho. Sonaba a borborigmo, muy raro, algo como... Chucuchú, Khazulú... algo así.
—Ah, ya. Sí, claro. Errr... espera... una ce... una te... errr... Mira, casi mejor tacha eso. Pon... pon que se abrieron las aguas, que nosotros pasamos y a ellos pues... se los tragó el mar. Sí, eso. Pon eso y ya está.
Un último apunte: Salino, el muchacho que se ofreció a maquetarlo me merece plena confianza (y si lo conocieras también te la merecería, seguro). Lo conozco personalmente y te puedo asegurar que esto lo hace de forma desinteresada, no como negocio.
ligrix, la experiencia me hizo desconfiar, por eso pregunté. Después de tu aclaración, no pongo en duda sus buenas intenciones.
Al leer tu libro "Cuatro caminos hacia el Hades" (por cierto te dejé una reseña en la biblioteca), recordé que vi el enlace de su web en las primeras páginas; simplemente mostré mi opinión sobre este punto. Gracias por la aclaración
Espero que te guste este micro, un poco más elaborado que mis anteriores, siquiera la milésima parte de lo que me gustó a mí tus relatos en dicho libro
Atrapado
En la conversación por teléfono, mi antiguo profesor de biología insistía en que habían atrapado a un nuevo espécimen. Algo desconocido hasta la fecha. Por desgracia se cortó la conexión antes de darme más datos.
El sentido común me aconsejó que no perdiera el tiempo, que fuera a verlo con mis propios ojos. Cuando llegué, el laboratorio era un amasijo sanguinolento de pulpa fresca y huesos astillados. Pobre profesor, nunca supo reconocer que nuestro mundo es simplemente el cuarto de las escobas de un universo infinito y maligno.
El ser deforme, de figura antropomórfica y rostro humano carente de nariz que yacía sentado en la montaña de vísceras, ni siquiera se inmutó cuando le apunté con mi pistola. Parecía un niño inocente esperando la llegada de su madre después de haber destrozado un par de docenas de huevos en la cocina. Sin embargo, a pesar de esa pose angelical, supe que ya era demasiado tarde para mí.
Dándome tiempo a reconocer su verdadera especie, el círculo de sombras jorobadas y con rechinar de dientes se cerraba en torno mía. Los Ghast, aquellas criaturas de pesadilla que me describiera Carter meses atrás, son seres muy peligrosos. Y siempre cazan en manada.
Cada domingo, un micro
_______________________
Bocas que alimentar
—Señores, una limosna, tengo bocas que alimentar…
Fue entonces cuando la elegante pareja, cargada de bolsas navideñas, reparó en la mujer envuelta en sucios harapos que les tendía su mugrienta mano a la salida del centro comercial. Ella apartó instintivamente el bolso de su alcance y él respondió socarrón:
—Pues haber usado condón, no voy a tener que mantener yo a tus hijos si no puedes hacerlo tú misma.
Se marcharon riendo bajo la iluminación navideña que colgaba por encima de la calle. La pordiosera prefirió ignorarles y siguió atenta por si salía alguien más caritativo, pero vio con su ojo bueno que un par de guardias de seguridad se dirigían hacia allí. Sabedora de lo que vendría a continuación, optó por alejarse renqueando hacia una zona más oscura.
De madrugada, el callejón de la parte posterior solía llenarse de gente que se peleaba por la comida caducada que sacaban del supermercado. Pero a esas horas todavía estaba tranquilo y desde allí podía observar discretamente la entrada, a la espera de que fuera seguro regresar. Por desgracia, los guardias se quedaron allí a echar un pitillo y charlar, y mientras tanto ella no podía volver. De pronto se retorció, mordiéndose los labios para reprimir un grito, incapaz de resistir más tiempo el aguijón del hambre.
Oyó entonces voces al otro extremo del callejón. Ligeramente recuperada, tomó una piedra de los escombros y se acercó pegada a la pared. Reconoció a la pareja de antes, que guardaba las bolsas en el maletero de un elegante coche. Debían de haberlo dejado allí para ahorrarse el aparcamiento. Sin pensarlo, se acercó a ellos por la espalda y le abrió la cabeza a la mujer antes de que ésta pudiera volverse siquiera. Mientras el cuerpo caía inerte sobre el asfalto, la indigente se aproximó al hombre con una mirada trastornada en los ojos. Él, asustado, le lanzó un golpe al pecho, pero cuando su puño se hundió entre la ropa andrajosa, fue él quien lanzó un grito. Sacó aterrado su mano, que ahora sangraba profusamente, y observó anonadado que le faltaban dos dedos y la última falange de otro, crudamente aserrados. Se apoyó contra el coche, acorralado, tratando de contener la hemorragia. Ella se acercó aún más mientas apartaba sus repulsivos andrajos, y así el hombre pudo ver bien de cerca las bocas deformes que se abrían en varios puntos de su demacrado cuerpo, de cuyos sus afilados dientes goteaba ya saliva ante el banquete que se les ofrecía.
—Se lo advertí.
_______________________
Saludos,
Entro
Pág. 20/53 |