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¡Está quedando un comic del copón! ^.^
Por supuesto que debía subir de nuevo. Aunque le horrorizara ver aquel rostro mudo otra vez. Tan sólo tendría que coger el talismán de debajo de la almohada y unas tijeras..
Apretó los ojos. Avanzó hasta la habitación sin moverse del sitio y guardó en su puño el pequeño amuleto esmaltado. De vuelta en la ventana abrió los párpados y una gota de sangre resbaló de su nariz, en pago por su viaje astral. No necesitó abrir el puño para saber que aquella sacrílega cerámica estaba allí.
El timbre de la puerta le sobresalto, quien demonios picaba a esas horas, si el no esperaba a nadie. Rapidamente fue a la cocina y cojio un trozo de papel del rollo para parar la emorragia y fue hasta la puerta. Desde la mirilla se veia una silueta...
Por supuesto que debía subir de nuevo. Aunque le horrorizara ver aquel rostro mudo otra vez. Tan sólo tendría que coger el talismán de debajo de la almohada y unas tijeras.. Apretó los ojos. Avanzó hasta la habitación sin moverse del sitio y guardó en su puño el pequeño amuleto esmaltado. De vuelta en la ventana abrió los párpados y una gota de sangre resbaló de su nariz, en pago por su viaje astral. No necesitó abrir el puño para saber que aquella sacrílega cerámica estaba allí.
El timbre de la puerta le sobresalto, quien demonios picaba a esas horas, si el no esperaba a nadie.
Rapidamente fue a la cocina y cojio un trozo de papel del rollo para parar la emorragia y fue hasta la puerta. Desde la mirilla se veia una silueta...
Era un ser horrible, vagamente humanoide, con una suerte de cornamenta de bóvido surgiendo blasfema de su abultada cabeza. Su brazo izquierdo finalizaba en un largo tentáculo que arrastraba hasta el suelo.
Maldita sea, Richard vuelve a estar borracho y se ha traido puesto el disfraz del tunel del terror. Que hago, lo dejo entrar, pero y si no estoy solo...
Volvió a sonar el timbre. Una burlesca vocecilla se coló a través de la puerta.
-Sé que estás ahí... ¡He venido a por tu alma pecadora! Jejeje.
Dió la espalda a la puerta, definitivamente no podía dejarle entrar.
Entonces escuchó un sonido metálico, el crugir de plásticos y el aterrado alarido de su amigo. Corrió hacia la puerta y abrió a tiempo de ver como los apéndices quitinosos que surgían del cubo volcado habían atrapado el disfraz de Ricard y tiraban de él con fuerza inusitada.
Era un ser horrible, vagamente humanoide, con una suerte de cornamenta de bóvido surgiendo blasfema de su abultada cabeza. Su brazo izquierdo finalizaba en un largo tentáculo que arrastraba hasta el suelo. Maldita sea, Richard vuelve a estar borracho y se ha traido puesto el disfraz del tunel del terror. Que hago, lo dejo entrar, pero y si no estoy solo...
Volvió a sonar el timbre. Una burlesca vocecilla se coló a través de la puerta.
-Sé que estás ahí... ¡He venido a por tu alma pecadora! Jejeje.
Dió la espalda a la puerta, definitivamente no podía dejarle entrar.
Entonces escuchó un sonido metálico, el crugir de plásticos y el aterrado alarido de su amigo. Corrió hacia la puerta y abrió a tiempo de ver como los apéndices quitinosos que surgían del cubo volcado habían atrapado el disfraz de Ricard y tiraban de él con fuerza inusitada.
Ya era demasiado tarde. Aquello cubrió el cuerpo de su amigo bajo una sinfonía de crujidos y alaridos, salpicando de sangre el césped recién cortado que limitaba el acerado.
Algunos niños, que paseaban frente a la casa disfrazados para la noche de Hallowen, iluminaron la escena con el flash de sus móviles. Reían y señalaban el amasijo de tentáculos como si fuera todo parte de una broma macabra.
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