El 20 de agosto de 1917, yo, Karl Heinrich, Graf von Altberg-Ehrenstein, capitán de corbeta de la Marina Imperial Alemana, al mando del submarino U-29, deposito esta botella y su mensaje adjunto sobre el Océano Atlántico en unas coordenadas que desconozco, pero que probablemente se encuentran alrededor de los 20º de latitud norte, 35º de longitud oeste, donde yace mi nave, totalmente inservible, en el fondo oceánico.