La prosa de W. H. Pugmire es poética, barroca y excesiva. Los relatos de La mancha fúngica y otros sueños están profundamente impregnados del horror cósmico de H. P. Lovecraft y de un sentido del decadentismo exquisito y una belleza perversa que le emparentan con autores “fin de siècle” como Oscar Wilde, El Conde de Lautréamont y más posteriormente, Clark Ashton Smith.