Miguel José Rodríguez Álvarez

Pues el corto quedó genial con tan cortas premisas. El maquillaje de la Lamia es de categoría; profesional como cualquier superpelícula, te lo digo yo.

Espero que en el siguiente proyecto tengáis más tiempo para trabajarlo. Pero una vez terminado, ya es hablar por hablar.

Muchas gracias por las aportaciones, apunto las recomendaciones de salino, Misne, Entro y gorgo, además de agradecer, una vez más, la bonhomía de Neddam.

Saludos.

Donald Navas, el dire, ha seguido con mucho interés vuestros comentarios. Me comenta que va a volver a montar el metraje, ya con disponibilidad de tiempo, para hacer una versión definitiva (que incluye alguna de vuestras sugerencias).

Vi ayer una foto tuya en la Terbi circulando por Twitter.

Saludos,

Entro

Requeteincreíble!!

Espero que tuviera la bragueta cerrada. Gorgo, los directores responsables, como yo, aprenden de las críticas constructivas.

¿Nadie sugirió sacar a Natasha con menos... maquillaje?

Saludos,

Entro

No, el dire va a montar de nuevo, pero no se plantea rodar más material.

Natasha lo cierto es que es majísima y el día de la gala de los premios se sacó una foto con Barbara Goenaga y la comparación era: victoria aplastante de Natasha. Considerando que Barbara saltó del cine vasco al español, luego al argentino y al francés (donde protagonizó algún film de terror) en razón de su belleza, es muestra de que se trata de una mujer impresionante. Así que espero que encuentre su lugar en el 7º Arte.

Bueno, aunque soy nuevo por aquí, pero supongo que me toca mojarme (ya está bien de andar de mero polizón de barco y subir a cubierta).

¡Enhorabuena, Mikel! Tengo cierto contacto con el tema de los cortos por amigos (a veces he tenido que salir en alguno...), y no sé que no es fácil verlos del papel a la pantalla. La literatura tiene la facultad de simplificar el proceso por el que se obtiene el resultado y facilita el control sobre ese resultado, pero en el cine es un proceso donde hay quinientos factores que entran en juego. La historia promete para verla escrita en un relato (¿existe ese relato... ?), con el protagonista describiendo sus sensaciones en la cueva, interpretando la historia del pueblo y hasta observando con pavor el chorro de agua de la fuente...

La esencia de la Lamia, como espíritu acuático, me ha recordado a esa referencia puntual de Algernon Blackwood en "Los Álamos" a las ondinas o náyades (que me he estado releyendo este fin de semana, ). ¿Tienen algo que ver?

Del corto, en conjunto, me ha gustado como el horror subyacente (la Lamia) se introduce con cuentagotas; pero no he llegado a sentir repulsión por el verdadero elemento que encarna el horror: el agua. Supongo que habría sido cuestión de tirar de muchos recursos visuales y, por supuesto, de un actor más convincente.

No me han gustado los personajes. Pero es un corto, y los actores tienen que hacer mucho para hacerse creíbles en muy pocos minutos. Supongo que el chico pretendía ser obsesivo y meditabundo, pero se queda en friki a secas (su novia se lo recuerda, además)... Sí, yo soy un friki, pero en mi imaginario está el ser observado con interés como reflexivo y entusiasta, y es lo que me gusta ver en un personaje de ficción. La novia me cae gorda. No sé si era la intención del guión, pero no la trago, y dice muy poco del protagonista... Esperaría a alguien más comprensivo hacia las obsesiones de su pareja, realmente preocupada de que algo pueda inquietarle, que lleve ahí mucho tiempo. Por otra parte, hay un giro de personaje en la escena en la que el chico la sorprende en la ducha que no entiendo. Tras media hora de conversación calenturienta sobre prácticas sexuales, cualquiera esperaría que ella acogiese con simpatía esa irrupción vehemente de su novio semidesnudo... ¡Pero se enfada! En general, la chica de las escenas del hotel no tiene nada que ver con la chica de la calle: ya no es una joven traviesa y picarona, sino una persona dominante.

El ritmo de la historia es flojete, pero supongo que también es problema de formato. Creo que el momento relax "de catálogo de viajes" antes del clímax no debería existir en una historia tan corta, donde los diez minutos deberían aprovecharse casi íntegramente en ir generando esa sensación de desazón que desemboque en el mismo, sin tregua, sin dar respiración. Además, como el personaje de la Berrocal es tan absorbente que hasta se come la narración, hace que, a mitad del corto, en lugar de empatizar con el horror que siente el protagonista, nos veamos pensando en las bragas de su novia.

Vale, no quiero caer en el tópico de "si sale un muslo, ya no es verdadero horror". La tensión sexual puede un papel muy importante, convirtiéndose en un arma arrojadiza del propio horror: en ese sentido, los juegos de siluetas en la ducha me han gustado, sí señor. Pero no hacía falta tanta conversación zafia para preparar esa tensión: la simple idea de una pareja perdida en una visita rural la evoca, y más con un reparto de tan buen ver; ese tiempo podría haberse aprovechado para desarrollar otros elementos.

Bueno, ya paro, que me vais a pasar por la borda.

¡Un saludo a todos!

Ups , menos mal que deseché el primer borrador de mensaje que analizaba cada plano de cámara y proponía varias opciones .

Yo le digo a mi director que hay que cambiar algo, después de haber sido mostrado al público y me da la vuelta como un calcetín.

Eso demuestra que sois unos Grandes... Gracias por dejarnos participar de alguna manera